Algunas marcas lácteas están añadiendo a su etiquetado la declaración «Sin aditivos añadidos», «Sin E’s artificiales» o «100% natural» para que los consumidores compren sus productos y piensen que son mejores que las otras leches, ya que exponen que no tienen aditivos.
Esto crea un conflicto ya que, si estas marcas dicen que no han añadido aditivos a la leche, los consumidores se preguntan: «¿Y las demás leches? ¿Llevan aditivos? Mejor compro ésta que me dice que no tiene, no vaya a ser que las otras tengan.»
¿Qué es lo que pasa realmente?
En el Reglamento (CE) 1333/2008, referente a los aditivos, se puede observar en la página 56-57 que los únicos aditivos que se pueden añadir a la leche son el E-331 (Citratos de sodio) y el rango de E-338 a E-452 (Ácido fosfórico, fosfatos, di-, tri- y polifosfatos).
El aditivo E-331 sólo se puede añadir a la leche de cabra UHT y la dosis máxima que se puede añadir son 4000mg/L, lo que es lo mismo que 4 gramos por cada litro. Este aditivo es un acidulante sintético, regulador de la acidez y saborizante, el cual es un derivado del ácido cítrico (se encuentra en frutas cítricas como la naranja). En cuanto a los efectos secundarios, no produce ninguno si se consume moderadamente.
En cuanto al rango de aditivos de E-338 al E-452, sólo se pueden añadir a las leches UHT con una dosis máxima de 1000mg/L (1 gramo por cada litro). Estos aditivos son acidulantes sintéticos y reguladores de acidez (como el anterior), que se emplean en sustitución del ácido cítrico porque es más barato y fácil de producir en grandes cantidades.
Este rango de aditivos si se consumen en grandes dosis pueden provocar hiperactividad y problemas digestivos. A largo plazo pueden reducir el equilibrio natural de calcio y fósforo en el organismo.
Dado que este rango de aditivos se utiliza en muchos alimentos, es fácil consumir una elevada cantidad.
Conclusiones:
No todas las leches que no llevan aditivos añadidos lo expresan en su etiquetado de portada, para poder saber si se ha utilizado algún aditivo, hay que ir a la lista de ingredientes.
Sólo hay dos tipos de aditivos que se pueden añadir a la leche y, si se consume de manera adecuada, no implicaría ningún riesgo para la salud.
Aunque en una etiqueta ponga que ese alimento no lleva aditivos, no hay que generalizar y pensar que si la etiqueta de ese alimento lo pone, los demás lo tienen que poner y, si no lo ponen, es que llevan algún aditivo.
Bibliografía:
https://www.aditivos-alimentarios.com/2016/01/E331.html